sábado, 30 de enero de 2010

La Magia del Verdadero Amor.

El Verdadero amor va mas allá de una resultado (+).

Es un sentimiento inexplicable que solo cuando realmente se ha sentido se puede identificar, el amor es tan pero tan grande que no ve distinción, no sabe si se es rojo, verde, negro, amarillo, solo es amor puro grande ciego y hasta medio sordo.
En la mayoría de las veces es el amor, quien cura todas las heridas, no solo las físicas sino también las espirituales, él todo lo puede, todo lo aguanta todo lo soporta, y es que el amor mas de ser un sentimiento humano es celestial, es el amor que Dios tubo con todo que envió a su hijo para que todo aquel que en el crea no se pierda mas tenga vida eterna.
Los seres humanos somos creados a imagen y semejanza de nuestro señor Jesucristo, creemos los cristianos, y que debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, entonces porque vejamos, hacemos a un lado y hasta los vemos como personas miserables los que padecen del virus de inmuno deficiencia humana si son seres humanos, que tienen el derecho a la vida, el derecho a la recreación, el derecho a todo lo que disfruta una persona normal, común y silvestre, su estado de salud es una mala condición para algunas personas de nuestra sociedad que los discriminan y los aíslan como escorias de la sociedad.
El amor de dios no nos permite que nuestro ser se llene de malos sentimientos, al contrario nos humaniza cada día más, aceptando a nuestros hermanos tal como son, con sus limitaciones y virtudes, es por ello que el respeto a su condición de seres humanos hay que respetárselas.

viernes, 29 de enero de 2010

Nuevo fármaco contra el VIH revoluciona el tratamiento del sida.

Cuidados diarios en personas que viven con VIH

Sintomas del SIDA

El VIH, el virus que causa el SIDA, debilita y finalmente destruye la capacidad del organismo para protegerse contra las infecciones y los diferentes tipos de cáncer. Así pues, las personas que tienen el SIDA pueden contraer muchas enfermedades diferentes o tener muchos síntomas diferentes
2.1 Síntomas principales
  • . Entre estos síntomas figuran: (a) una marcada reducción del peso corporal; (b) diarrea, fiebre o una tos que puede durar más de un mes; (c) un fuerte cansancio; (d) erupciones dolorosas en la piel, y (e) glándulas o ganglios inflamados. Sin embargo, todos estos síntomas pueden ser también síntomas de enfermedades que padecen personas que no están infectadas con el VIH o que no tienen el SIDA. Un análisis de sangre hecho por un agente de salud puede determinar si una persona tiene o no el VIH.
  • Agotamiento prolongado e inexplicable.
  • Glándulas hinchadas (nódulos linfáticos).
  • Fiebre que dure más de 10 días.
  • Resfriados.
  • Exceso de sudor, especialmente de noche.
  • Lesiones de boca incluyendo llagas y encías hinchadas y dolorosas.
  • Dolor de garganta.
  • Tos.
  • Acortamiento de la respiración.
  • Cambio en los hábitos, incluyendo el estreñimiento.
  • Diarrea frecuente.
  • Síntomas de una infección específica (tales como cándida, neumocistis, etc.).
  • Tumores (sarcoma de Kaposi)
  • Erupciones en la piel u otras lesiones.
  • Pérdida de peso no intencionada.
  • Malestar general o inquietud.
  • Dolor de cabeza.
Síntomas adicionales que pueden asociarse con esta enfermedad
  • Deterioro del habla.
  • Atrofia muscular.
  • Pérdida de memoria.
  • Disminución de la función intelectual.
  • Hinchazón general.
  • Hinchazón de las articulaciones.
  • Dolor de las articulaciones.
  • Intolerancia al frío.
  • Cansancio o dolor de huesos.
  • Comportamiento extraño o inusitado.
  • Movimientos lentos, flojos o letárgicos.
  • Inquietud, tensión, y estrés
  • Bultos en la ingle.
  • Picor generalizado (prurito).
  • Úlceras genitales.
  • Visión borrosa.
  • Visión doble (diplopía).
  • Manchas negras en la visión.
  • Ceguera o visión disminuida.
  • Dolor torácico.
  • Dolor en la parte baja de la espalda.
  • Dolor abdominal.
  • Pérdida de apetito, indigestión, u otro trastorno gastrointestinal.
  • Dolor muscular.
  • Entumecimiento y estremecimiento.

¿Existe riesgo de contagio del SIDA en la relación adolescente de pareja?

El Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) es una enfermedad contagiosa producida por el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), que deteriora irreversiblemente el sistema inmunológico (defensas naturales) del cuerpo humano, dejando a la persona enferma expuesta a todas las infecciones virales provocadas por bacterias, hongos y protozoos. Por eso los enfermos del SIDA mueren a consecuencias de alguna infección que avanza en su organismo ante la falta de defensas.
En la persona contagiada, el SIDA se propaga por todo el organismo, concentrándose en la sangre y, además, en el semen de los hombres afectados. En la mujer, el virus puede incorporarse a las secreciones vaginales.
El virus del SIDA se transmite a través de 4 vías especificas según lo ha podido establecer hasta ahora la ciencia médica, todas las cuales presuponen el ingreso del virus directamente al torrente sanguíneo de la persona sana. Esas vías son:
1.- Las relaciones sexuales entre una persona portadora del virus y una sana.
2.- Las transfusiones de sangre contaminada.
3.- El uso de agujas hipodérmicas, jeringas o cualquier instrumento cortopunzante infectado por el virus.
4.- La transmisión, de la madre infectada, al hijo antes, durante o después del parto.
Todo hace pensar que resulta muy improbable que en la relación adolescente de pareja pueda haber riesgo de contagio de esta enfermedad en tanto habiendo un portador no haya relaciones sexuales. El riesgo es mínimo, aún considerando que el virus está en la saliva pero en niveles muy bajos.
Sin embargo, los antecedentes más avanzados sobre el tema advierten que los besos muy impulsivos podrían provocar sangramiento de encías o pequeñas lesiones labiales, lo que aumentaría el riesgo de contagio directo por la vía bucal.
Lo recomendable es tener el consejo de un médico si un integrante de la pareja adolescente es portador del SIDA. Este profesional será quien establezca los límites para evitar un eventual contagio.

www.pololeos.com

En 2004, ONUSIDA estimó que en el mundo vivían 39.4 millones de personas con el VIH y Sida, aproximada-mente 2.3 millones son niños y niñas menores


El VIH y Sida se ha convertido en una enfermedad de los jóvenes, con casi 6.000 infecciones diarias ocurriendo en el mundo entre personas de 15 a 24 años. Esta epidemia se ha convertido en una gran amenaza para el desarrollo de la infancia y de la mujer en el mundo. Entre el 2001 y el 2003, el número de huérfanos en el mundo debido al VIH aumentó de 11.5 millones a 15 millones. Se prevé que el número de niños y niñas huérfanos a causa del Sida llegará a 25 millones, para el 2010.

VIH y Sida en América Latina y el Caribe

En América Latina y el Caribe, se calcula que más de 2.1 millones de personas están viviendo con el VIH. De ellos, 740.000 son jóvenes entre los 15 y los 24 años. Sólo en 2004, se estimó que 293.000 personas fueron infectadas con el VIH. La región ha pasado de tener 54.000 huérfanos a causa del Sida en 1990, a tener más de 750.000 en el 2005. La pobreza, acompañada de una falta de educación y de recursos productivos, multiplica las probabilidades de que las niñas sean más vulnerables a la explotación sexual comercial, y por lo tanto las expone más a contraer el VIH. A finales de 1999, las mujeres constituían el 20% de las personas adultas viviendo con VIH en América Latina y el 35% en el Caribe. Para el 2003, estos porcentajes habían aumentado a 35% en América Latina y 48.8% en el Caribe.

sábado, 23 de enero de 2010

Articulos de la Ley que amparan al pacientes con HIV.




DERECHOS DE LOS PACIENTES CON HIV.








Los derechos de las personas con VIH - SIDA



La mejor manera de proteger a las personas es respetando sus derechos, y cuando éstos están relacionados con la salud es mucho más importante, porque puede tratarse de temas de vida o muerte.



Un factor esencial para prevenir la transmisión del VIH y reducir sus efectos, es mediante la promoción y protección de los derechos humanos. Quienes están afectados por el VIH-SIDA sufren, muchas veces, la discriminación por parte de la sociedad, por lo que es necesario proteger su dignidad. El cumplir con sus derechos sirve para que puedan vivir sin temor a ser excluidos, ya que muchas veces el temor a la discriminación los aleja de ámbitos a los que tendrían que tener acceso sin desconfianza, como por ejemplo, el ir a consultar al médico, seguir un tratamiento o el recibir apoyo.



Los grupos sociales que suelen ser los más afectados y desprotegidos (mujeres, niños, pobres, minorías sexuales, presos, trabajadores sexuales y usuarios de drogas inyectables, entre otros) son los que más necesitan que sus derechos sean atendidos.Ya que todos los derechos son universales, indivisibles e interdependientes -como dice la Declaración y el Programa de Acción de Viena de 1993- los estados nacionales deben promover y proteger los derechos y las libertades fundamentales, de conformidad con las normas internacionales de derechos humanos. Por lo tanto, tienen la obligación de resguardar a las personas que tengan VIH-SIDA, así como de proteger sus derechos económicos, sociales y culturales, además de los derechos civiles y políticos.En nuestro país existen diferentes leyes que protegen a las personas que viven con VIH-SIDA, ante la discriminación que sufren en los distintos ámbitos por parte de la sociedad.




CON SIDA NO HAY TRABAJO





Entre el SIDA y el trabajo media un abismo y parece imposible de salvar. Una legislación insuficiente y contradictoria ampara todo tipo de estrategias para mantener al virus bien lejos: tests de HIV hechos cin conocimiento de los postulantes, despidos disfrazados de cualquier causa que siempre quedan impunes y renuncias negociadas en secreto.
Los afectados por HIV son rechazados por las empresas que seleccionan personal, las que realizan análisis ocultos para detectar si el postulante es portador del virus, sin consentimiento del examinado. La discriminación laboral los deja sin posibilidades de afrontar su tratamiento.

Entre el SIDA y el trabajo media un abismo y parece imposible de salvar. Una legislación insuficiente y contradictoria ampara todo tipo de estrategias para mantener al virus bien lejos: tests de HIV hechos sin conocimiento de los postulantes, despidos disfrazados de cualquier causa que siempre quedan impunes y renuncias negociadas en secreto.
El trabajo es el ámbito en que la discriminación a enfermos e infectados por el HIV es más frecuente. Lo denunció por primera vez la Organización Internacional del Trabajo en 1989, y en nuestro país lo viene confirmando año tras año la Fundación Huésped. En 1999, de las 348 denuncias recibidas en su Servicio Jurídico por conductas discriminatorias, 146 (el 42%) tuvieron lugar en el ámbito de trabajo. La segunda causa de denuncias -discriminación en la cobertura de las obras sociales- quedó bien lejos, con 59 casos.



No es casualidad: en la Argentina, la mayor cantidad de enfermos de SIDA tiene entre 25 y 29 años, seguidos por los de entre 30 y 34, es decir,adultos jóvenes en plena vida laboral activa.
Mientras, avanzan los tratamientos que aseguran una mejor calidad de vida para los enfermos y portadores y sus posibilidades de seguir trabajando. Con la misma velocidad, se multiplican las conductas discriminatorias y disminuyen las acciones preventivas concretas.
No hay estadística ni comprobación práctica que convenza a los empleadores: el SIDA no tiene lugar en las empresas, y las razones que se adivinan detrás de la obstinación incluyen los costos de brindar asistencia a un enfermo, los problemas que puede ocasionar el miedo al contagio entre el resto de los empleados y, silenciados pero efectivos, los prejuicios y el propio temor.



Filtro implacable:

El SIDA es condición suficiente para dejar a un postulante fuera de la carrera por un puesto de trabajo, y los exámenes preocupacionales son la herramienta perfecta para detectarlo.
"Al principio, era frecuente que se sacara sangre, se hiciera el análisis y, si daba positivo, no sólo no se tomara al postulante, sino que tampoco se le comunicara que estaba enfermo", asegura Ignacio Maglio, abogado y asesor jurídico de la Fundación Huésped.
En 1991, la reglamentación de la ley 23.798 de lucha contra el SIDA convirtió esa práctica en ilegal. La norma establece claramente la necesidad de que el test de HIV se realice con conocimiento de la persona y que sus resultados se mantengan en estricta confidencialidad entre el profesional médico y el paciente.



Sin embargo, según fuentes consultadas, muchas empresas de medicina laboral siguen realizando el análisis sin que el postulante se entere, previo acuerdo con los empleadores, y con el debido cuidado para que cualquier futura búsqueda de pruebas resulte infructuosa.



Otras empresas proponen la firma de un consentimiento para realizar el análisis. "Si el candidato firma ese consentimiento y resulta positivo, lo más probable es que no lo tomen y argumenten cualquier otra causa para hacerlo -dice Maglio-. Si no acepta el análisis, el nivel de sospecha que se genera es tal que tampoco se lo contrata, aunque reúna todas las condiciones para el puesto."
Así, los exámenes preocupacionales que establece la ley de higiene y seguridad en el trabajo, supuestamente destinados a adecuar el ámbito de trabajo a las condiciones de salud del trabajador, terminan convirtiéndose en una sofisticada herramienta de discriminación.
"Los análisis deben realizarse cuando la relación de empleo está prácticamente decidida, pero en cambio se siguen usando para determinar si alguien entra o no en una empresa", dice Maglio.


El enemigo entre nosotros:

La situación se complica más cuando el virus aparece en empleados que ya trabajan en una empresa. Entonces, los artilugios legales se tornan más sutiles, en parte por la casi total ausencia de políticas claras al respecto.



Muy pocas empresas tienen en la actualidad decisiones corporativas tomadas para la asistencia de empleados con HIV que les garanticen el empleo y la confidencialidad sobre su situación. En la gran mayoría, se actúa sobre la marcha.



Según los especialistas, la decisión sobre el futuro del empleado en cuestión depende en gran medida de su nivel jerárquico. Si ocupa una posición gerencial y es valioso para ellos, la empresa suele negociar el despido y hasta alguna forma de asistencia o desempeño laboral a distancia.
En la mayoría de los casos, sin embargo, se despide al empleado enfermo alegando cualquier causa o se aplica una política más sutil pero igualmente efectiva: se lo aparta de sus tareas habituales, se lo relega y se lo expone a las actitudes reticentes o abiertamente discriminatorias de jefes y compañeros, que suelen ser la regla. La renuncia se convierte entonces en la única salida.



"Algunas empresas dan licencias pagas por enfermedad y las extienden hasta el fin del período legal. La empresa aunque sólo está obligada a guardar el puesto un año, luego del cual la persona queda sin trabajo y sin derecho a indemnización", agrega Maglio.
Mientras tanto, ya hay algunos casos en la justicia laboral y civil en los que se ha podido demostrar el despido por causa de la enfermedad. La dificultad mayor, a menudo insalvable, está en conseguir las pruebas. La mayoría de las empresas invoca otras razones y puede demostrarlas, por lo que la discriminación queda oculta.
Es por eso que los abogados recomiendan tomar precauciones y blanquear la situación cuando se sabe que la empresa ya está enterada de la situación. "Aconsejamos mandar una carta documento en la que se notifique al empleador de la enfermedad, con certificados médicos que habiliten a trabajar y aseguren que no hay posibilidades de contagio", dice Maglio.



Así se consigue un doble objetivo: probar más fácilmente la discriminación en caso de despido, y obligar a los empresarios a volverse más cautelosos con sus decisiones.
Es por lo menos extraño que los empresarios, acostumbrados como están a planificar estrategias y calcular beneficios, no se convenzan de que, como está probado, los costos de las campañas preventivas resultan ampliamente menores a los de brindar asistencia hospitalaria y medicamentos. Lo que revela, al mismo tiempo, una enorme falla en sus cálculos: en la Argentina, todas las estadísticas prevén un aumento de los casos de SIDA en los próximos años y, consecuentemente, la aparición de enfermos entre el personal de cualquier empresa es más que posible. Tampoco parece conmoverlos el fenómeno, también probado, de que la discriminación tiene efectos devastadores sobre el sistema inmunológico.



Para un enfermo de SIDA, perder el empleo significa quedarse sin los recursos para costear los tratamientos, pero además, es perder la posibilidad de cumplir con proyectos personales, desarrollar su actividad profesional y, en definitiva, seguir viviendo. Para un enfermo de SIDA, literalmente, el trabajo es salud








Qué significa la sigla SIDA?





Qué significa la sigla SIDA?






Significa Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida.
Sindroma: Conjunto de manifestaciones (síntomas) que caracterizan a una enfermedad.
Inmuno: Relacionado con el sistema de defensas de nuestro cuerpo.
Deficiencia: Indica que el sistema de defensas no funciona o funciona incorrectamente.
Adquirida: Que se adquiere. No es congénita ni hereditaria.



¿Qué causa el SIDA?


El SIDA es una enfermedad infecciosa causada por un virus denominado Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH o HIV) o virus del SIDA. Una enfermedad infecciosa es aquella que es causada por ungermen y que puede transmitirse de una persona a otra. Un virus es una pequeña partícula infecciosa que sólo puede vivir como parásito de las células del organismo, donde se multiplica. Fuera de las células sobrevive con dificultad y durante poco tiempo.



¿Cómo actúa el HIV?


El HIV tiene la particularidad de atacar a los linfocitos que son los directores de nuestro sistema de defensa. Inicialmente el HIV permanece en estado latente, es decir, "dormido" dentro de los linfocitos. En algunos casos, al cabo de un tiempo, a menudo años y por causas aún no bien determinadas, el virus se activa, es decir, se "despierta" y comienza a destruir los linfocitos. De esta forma, el HIV debilita progresivamente el sistema inmune, logrando que nuestro organismo no pueda luchar adecuadamente contra diversos gérmenes.



¿Es lo mismo estar infectado por el HIV que padecer la enfermedad del sida?


No. El hecho de que una persona esté infectada por el HIV, es decir, que sea portadora del virus, no quiere decir que tenga o vaya a tener SIDA, pero sí indica que puede transmitir la infección a otras personas.